En un primer momento, los investigadores se sorprendieron de que los animales no rechazaran las células, y más tarde vieron que comenzaron a caminar. Los ratones recuperaron sus habilidades motoras en apenas dos semanas, y seis meses después no mostraron signos de desaceleración.
El daño producido en la EM bloquea la transmisión de los impulsos nerviosos y causa múltiples síntomas, como dificultad para caminar, problemas de visión, fatiga y dolor.