Estaba a la espera de una resonancia craneal. Los resultados llegaron y no pudieron ser mejores: a pesar de que se aprecian las lesiones antiguas, no hay signos de actividad reciente de la esclerosis múltiple, por lo que lo ocurrido en el mes de enero no era un brote.
Dada la buena pinta de esta última resonancia, sí que se puede afirmar que el tratamiento con interferón beta sigue funcionando, tal y como yo pensaba. Así que por el momento, la cosa se queda como está y la conversación sobre un cambio de tratamiento se pospone indefinidamente (para alivio personal).
Resultó muy agradable ver que la doctora estaba contenta, y yo también, porque la resonancia está incluso mejor que la de hace un año. También acudí a la revisión anual en oftalmología y todo estaba en orden.
Ésta es una época tranquila, de estabilidad y buenas noticias. No ocurre nada fuera de lo esperable. Para mí, esto suele significar que no tengo brotes, que la enfermedad no avanza, que no tengo que ingresar, que no necesito más medicación, que no tengo que acostumbrarme a nuevos síntomas, que me desenvuelvo mejor en el día a día, etc.
Parece que la esclerosis múltiple me está dando una tregua. Con un poco de suerte, la próxima cita médica tendrá lugar dentro de seis meses y será de carácter rutinario, no de urgencia.
¿Cómo han ido vuestras últimas visitas al médico?
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